Wonderful Years
Jaime Domenack nació en la Lima de los años setenta, y esta, su segunda exposición individual, carga con el estigma de la nostalgia. Esa añoranza se materializa en su obra mediante la búsqueda del icono y el fetiche, indagando en imágenes publicitarias de la época, sumergiéndose en el pop y en la poesía de Luis Hernández, poeta cuya vida se truncó en 1977. Todos estos fantasmas reverberan en su trabajo y en su genealogía personal.

Collages de acrílico e impresiones digitales es el nombre de una muestra que pareciera carecer de título. Sin embargo, al recorrer la exposición de Domenack (n. 1976) en el Centro Cultural Ricardo Palma de Miraflores, las obras comunican sin intermediarios. Revelan la fascinación de este artista —egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes— por un pasado que evita abordar con melancolía. Expresan su pasión por la poesía, el cómic, la “mala pintura”, el conceptualismo, el grafiti, lo kitsch y su ironía frente a los tiempos que habitamos.
La exposición se divide, por diseño arquitectónico, en dos ejes temáticos. En el primer piso, Domenack aborda lo político: allí destaca el Túpac de Hierro (personaje presentado previamente en Leteo en el Centro de Artes Visuales), un héroe híbrido inspirado en Iron Man, acompañado de su leal compañero Sedapalito.
Este héroe se nutre de la imagen icónica de Túpac Amaru —creada por el artista gráfico Jesús Ruiz Durand durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado—, símbolo del nacionalismo revolucionario. En la propuesta de Domenack, el superhéroe indígena surge como respuesta a la fractura identitaria contemporánea, con una misión clara: luchar por la conciencia cultural colectiva, la justicia social y contra la discriminación.

Lo lúdico actúa como puerta de entrada a su universo creativo. Quizá por ello, el artista dialoga con la figura de Luis Hernández Camarero, poeta cuya vida y obra lo han convertido en leyenda para las nuevas generaciones.
El vate protagoniza la segunda parte de la exposición, ubicada en el sótano: una serie de cuadros donde el imaginario familiar de Domenack se entrelaza con el del poeta, explorando su fijación por el icono y el fetiche. Jaime ha indagado en el archivo biográfico de Hernández —incluidas conversaciones con su entonces pareja, Betty Adler—, continuando un diálogo iniciado en Chaycuna Years (1999), su homenaje previo en el Centro Cultural Peruano Ruso.
Al concluir la conversación, Domenack compartió su visión sobre la plástica joven peruana, destacando nombres con los que comparte afinidad estética: Max Hernández, Christian Bendayán, Miguel Aguirre, Rafael Moreno (entrevistado en la edición anterior de Oiga) y José Alemán. Artistas que, en sus palabras, encarnan la osadía y una búsqueda rigurosa de identidad.
Su próximo proyecto continúa al Túpac de Hierro, pero la necesidad de trascender el lienzo lo impulsa hacia las tres dimensiones: instalaciones o videoarte. La muestra puede visitarse en el C.C. Ricardo Palma (Av. Larco 770, Miraflores) hasta el 22 de febrero de 2001. (Daniel Contreras M.)

El artículo Wonderful Years, Nostalgia por los ’70 fue publicado en la sección Artes Plásticas de la revista OIGA, el 9 de febrero de 2001.