Durante la vibrante época cultural de Lima a finales del siglo XX, la ciudad se convirtió en un hervidero de exposiciones y galerías que mes a mes inauguraban muestras, enriqueciendo el panorama artístico local e internacional. Uno de los epicentros de esta efervescencia cultural fue la Galería Municipal Pancho Fierro, un espacio emblemático del Centro Histórico de Lima que abrió sus puertas al arte contemporáneo latinoamericano, siendo testigo de la creatividad y audacia de artistas de la talla de Sol Mateo, Ricardo Lanzarini, Ricardo Migliorisi, Carlos Altamirano, o Elizabeth Cerejido, entre otros.
Entre las figuras destacadas que pasaron por este espacio se encuentra el renombrado artista conceptual y dibujante colombiano Álvaro Barrios Vásquez (Cartagena de Indias, 27 de octubre de 1945). Barrios, quien desde los seis meses de edad vivió en Barranquilla, ciudad que considera su hogar, es una de las personalidades más versátiles y singulares del arte colombiano.

Álvaro Barrios, fotografía: Ysrael Mertz
Su obra, lanzada al público por Marta Traba en 1966 con una exposición en Bogotá, ha sido pionera en el arte conceptual en Colombia y se caracteriza por su enfoque en el dibujo, grabado, collage y fotografía, con una inclinación especial hacia la recreación de tiras cómicas y obras de arte reconocidas.
Con motivo de una exposición en la Galería Pancho Fierro, acudí en agosto del año 2000 junto al fotógrafo de la desaparecida revista Oiga, Ysrael Mertz, al corazón de Lima, donde encontramos a Álvaro Barrios en pleno montaje de su muestra.
Yo era editor de la sección cultural y armado con mi pequeña grabadora de minicassette, me dispuse a iniciar una conversación con este influyente artista, la cual presentamos a continuación.


EL ARTE COMO OSADÍA
Por: Daniel Contreras M / Fotos: Ysrael Mertz
Álvaro Barrios, artista colombiano de Cartagena, es dentro del panorama plástico latinoamericano, uno de los nombres más citados en las distintas bienales que se realizan en el mundo: París, La Habana, Sao Paulo, San Juan, etc. Ahora se encuentra en nuestra ciudad con una exposición titulada Los cincuenta caminos de la vida, una serie de collages enmarcados donde mezcla a Pluto y el erotismo con la misma facilidad con la que une el arte del siglo XIX con Superman. Con esta muestra la Galería Municipal Pancho Fierro reinaugura sus instalaciones. A Barrios lo encontramos en pleno montaje de su obra.
«Nuestro amigo se encontraba en el puente mirando hacia las heladas aguas». Míralo ahí, parado en la baranda. «Preguntándose si lo que vivía valía la pena». Está desesperado y hastiado de todo, se va a tirar al río, es un suicida posiblemente. «En ese momento, según dijo, escuchó las campanas de la vieja iglesia, ‘estaban llamándome’. Aunque las viejas campanas no han tocado desde hace treinta años…«

Álvaro Barrios, Clarividencia
—¿Entiendes? En ese momento aquel hombre tuvo una iluminación, una clarividencia… nos dice Álvaro Barrios leyendo el texto de uno de los cincuenta cuadros que expone hasta el 27 de este mes.
¿Siendo usted un artista ecléctico considera su obra kitsch?
– No la considero kitsch, aunque creo que en alguna de las piezas sí empleo elementos kitsch como una transformación de lo cursi, lo cursi sublimado. Mi contexto es diferente, uso elementos de lo popular y de la historia del arte. Más bien creo que ecléctico es mejor palabra, pero mi interés ante todo es transformar el origen, el status original del objeto que tomo prestado para volverlo algo completamente distinto, que tiene que ver con muchas inquietudes interiores.
—¿Si le dijera que su obra es híbrida, entendiendo esto como una mezcla de diversos elementos, sería un buen paso para definirla?
—El término híbrido no me gusta, lo siento aunque no haya sido tu intención, pero para mí esa palabra suena conceptualmente peyorativa, como si hablaras de un error, de algo inacabado, algo incompleto o que no está en la ruta.
—¿Y en cuanto a nuestra cultura?
—Creo que ecléctica se ajusta más, pero más que todo pienso que es abierta a tomar la sensibilidad universal, porque ya se cumplió la profecía de que nos convertiríamos debido a las comunicaciones, es una aldea global y eso es el mundo en este momento, un pueblito en forma de esfera.
—Los cincuenta caminos de la vida, ¿son cincuenta?
—Bueno, los caminos de la vida son millones, pero me interesó la metáfora del camino, que se usa mucho en la poesía popular como en la culta y en canciones, «caminito que el tiempo ha borrado», etc. Siempre es análoga la vida con el camino.
—Pero, ¿por qué cincuenta?
—Cuando cumplí mis cincuenta años decidí hacer un ajuste de cuentas, mirar hacia atrás para realizar un balance en sentido crítico, que aún poseo afortunadamente, y sentí que era un balance positivo, comparé entonces mi vida con un camino y con cincuenta caminos, que no son necesariamente rutas de 12 meses; en esa búsquedas y sus jeroglíficos es donde a veces se pierde uno y a veces encuentra cosas para seguir adelante.

Creo que el artista debe ser osado, porque el arte es una aventura muy seria en donde el azar no tiene gran importancia, sino la investigación, la profundidad, el análisis son las que la tienen. En ese sentido de osadía estoy de acuerdo, pero no por ejemplo con artistas que quieren escandalizar, produciendo alguna conmoción externa a la obra misma.«
Álvaro Barrios
—¿Considera la osadía como un ingrediente importante del arte?
—Sí. Creo que el artista debe ser osado, porque el arte es una aventura muy seria en donde el azar no tiene gran importancia, sino la investigación, la profundidad, el análisis son las que la tienen. En ese sentido de osadía estoy de acuerdo, pero no por ejemplo con artistas que quieren escandalizar, produciendo alguna conmoción externa a la obra misma. A mí me interesan solo las conmociones de sentido artístico. Creo que en la medida en que el artista sea honesto, será respetado, apreciado y su obra va a cumplir la misión de llegar a los demás y de ayudarlos a crecer.
¿Al elemento homo-erótico en su obra, lo considera en un ámbito íntimo o universal?
—Toda la obra de un artista es íntima porque proviene básicamente de algo que sale de su interior. En general el arte es producto de una intimidad, pero no considero que se me pueda aplicar el tema del homo-erotismo. No creo estar reservando cosas personales, sino queriendo producir una emoción a partir de la obra artística, emocionando de forma espiritual a todos los públicos, trátese de públicos religiosos, ateos, heterosexuales o de cualquier persona sensible, en ese sentido mi obra es más íntima y universal a la vez.
¿Qué piensa del discurso que proclama el fin del arte a través de la imposibilidad de crear cosas nuevas?
—No creo que el arte haya acabado, sino sencillamente se han transformado las bases que lo sostenían. Lo que sí ha acabado definitivamente es el arte moderno. Estamos en un momento en el que los parámetros artísticos tal como se definieron en el siglo XX, perdieron piso. Elementos como el estilo o la idea de que el arte progrese en un sentido lineal, las vanguardias y las retaguardias, todo eso se acabó. Duchamp fue quien sembró todo lo que el futuro nos iba a deparar o gran parte por lo menos, pues lo que hizo fue sentar las bases del postmodernimo que algunos llaman posthistórico, en el sentido que aún no tiene historia. Pienso en Joseph Beauys hasta el Pop con Lichtenstein y Andy Warhol que dicho sea de paso para mí, fue el último movimiento verdaderamente moderno.
¿Qué sería entonces lo que ahora podrían aportar los artistas al arte?
– El profundizar, pues el arte no crece hacia afuera, sino que profundiza. El arte está destinado a hacer crecer a los espíritus. Ése es el único destino y la única salvación, cada vez más profundos y más grandes, y el arte, a través de los artistas, contribuye en gran medida a que eso ocurra. Esto es inherente al ser humano pues desde que el hombre surgió y supo diferenciar su mano de su pie, empezó a producir algo que era artístico, como las hachas de piedra, que tenían una forma, un orden, una armonía, todo ello ha acompañado el arte hasta el presente, por eso no creo que se acabe nunca el arte, se acabaron los parámetros que lo sostenían en ciertos momentos y fue en un momento decisivo que coincidió con el fin de siglo.
Antes nombró a Lichtenstein. ¿La utilización en su obra de la estética del cómic proviene de alguna influencia en particular?
—El cómic es algo que nació conmigo. Siempre admiré a Chester Gould, el creador de Dick Tracy. Superman me interesa mucho, así como su fantasía, pues hay unas transformaciones que lo relacionan mucho con el surrealismo. Pero creo que cuando hay un cómic en mi obra, es completamente distinto a como lo hay en Lichtenstein; yo empecé a hacer cómic en el ’66, de forma paralela con él, sin saber quién era o que era una vaca sagrada del arte y en esa época las comunicaciones no eran como ahora, con la Internet y todo eso.

Álvaro Barrios, Crepúsculo
¿Le es fácil definirse como artista?
—Me es muy difícil. Porque la historia y las décadas van pasando y a mí me parece que hubiera sido ayer que era un artista joven, que tenía una cantidad de ilusiones, fantasías que algunas se volvieron realidad y otras no, o que fueron distintas a lo que pensaba. No creí por ejemplo, que algún día me dirían maestro, me apena un poco cuando recibo este título, pues me lo dicen con frecuencia en Colombia, me pongo a pensar qué es lo que tengo para enseñar y creo que al verdadero maestro no es el que conscientemente dice: voy a enseñar esto o aquello, sino el que mira hacia atrás y ve que su obra ha iluminado el camino, que ha avanzado y al voltear encuentra la vía llena de luces y sabe que fue uno el que las dejó ahí.
¿Es usted un artista de búsqueda mística?
—Espiritual más que todo, porque no me inscribo en una corriente religiosa particular y con ello es mi mayor contacto. Existe una realidad espiritual en la materia que nos rodea, todo es como un barro con el cual se hacen cosas y hay que soplarles una vida interior… tal como se titula uno de mis cuadros.
Publicado en la revista Oiga, Lima, 4 de agosto de 2000)
3 comentarios en “El Arte de Álvaro Barrios en Lima: Una Conversación del año 2000 en la Galería Pancho Fierro”
De acuerdo. Gracias.
Sinceramente es la primera vez que conozco la vida y arte de Álvaro Barrios Vásquez.
» El arte no crece hacia afuera,sino profundiza …el arte está destinado hacer crecer el espíritu»
Así con sencillez profunda, me cautivó. Gracias, David Contreras Medina.
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