INTRODUCCIÓN

Entre julio y julio del año 2014 se llevó a cabo en el Seminario de Historia Rural Andina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos la exposición Piezas de Aija. El imaginario pictórico de Leoncio Maguiña.

Bajo la curaduría del historiador de arte, Omar Esquivel Ortíz, esta exposición fue uno de los primeros acercamientos especializados a la obra del pintor ancashino Leoncio Maguiña Morales (1922 – 2016).

Esquivel es en este momento, el investigador con mayor conocimiento sobre la obra y legado de Maguiña. Como un primer acercamiento compartimos a continuación el texto curatorial de aquella muestra del año 2014, el cual será sin duda alguna de mucha utilidad para el reconocimiento de la presencia plástica constante del pintor de Aija: Leoncio Maguiña Morales, en la historia del arte peruano.


Piezas de Aija. El imaginario pictórico de Leoncio Maguiña Morales

Omar Esquivel Ortíz

Fiesta de Santiago de Aija (Shantichito) | Óleo sobre tela | 204 x 251 | 1961

Más antiguo que el descubrimiento de la cerámica y que los diseños realizados sobre el tejido y el mate, la pintura rupestre ha sido, muy posiblemente, la primera actividad plástica del hombre andino.

A su paso por Toquepala (Tacna), Lauricocha (Huánuco) y Ondores (Junín) hace diez milenios, el antiguo peruano se apropió de los recintos naturales, en un acto expresivo y simbólico de subsistencia e identidad. El recinto (las cuevas, las cavernas o los abrigos) y la pintura forman así una interdependencia primitiva que ha ido en continuas transformaciones junto al desarrollo de las civilizaciones.

En las sociedades andinas avanzadas la práctica de la pintura mural, sin embargo, no fue socialmente generalizada. Ha sido una de las manifestaciones plásticas más exclusivas entre los señoríos de la costa central y norte del Antiguo Perú, que durante el periodo virreinal y republicano vuelve a resurgir en los Andes, tanto en el medio “oficial” como en el popular gracias a pintores, primero españoles y más tarde mestizos.

Mi cuarto de estudiante | Acuarela sobre papel | 38 x 48 | 1958 ca.

En Lima, luego de ser fundada la Escuela Nacional de Bellas Artes (1918), hizo falta la espera de 28 años más para oficializar la enseñanza de pintura mural, que de 1936 a 1963 queda a cargo del pintor Carlos Quizpez Asín, período que también ve surgir a otros muralistas en el medio como Teodoro Núñez Ureta (Arequipa, Lima) y Juan Manuel Ugarte Eléspuru (Lima); pero aquí cabe preguntarnos ¿qué obras significativas de pintura mural en el siglo XX se han producido en provincias si la enseñanza artística «nacional» ha permanecido aislada en la capital? La obra de Leoncio Maguiña es una muestra de la autónoma e incesante actividad artística rural cuyos impulsos estéticos son asumidos por mano propia a través del mural.

Recogiendo la mies | Óleo sobre tela | 106 x 138 | 1988

Leoncio Maguiña Morales (Aija, Ancash, 1922) a sus 92 años es pintor, docente, escritor, político y último testigo de la generación extinta de «ilustres» que permanece en Aija desde su creación como provincia en 1936. De joven, sus estudios y labores técnicas de agricultura y ganadería, le permitieron cubrir los costes de su estadía en Lima mientras estudiaba pintura mural como becado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de 1951 a 1958. Egresado, retorna de forma definitiva a su tierra para dedicarse a la docencia escolar artística (hasta 1985) y a su especialidad, la pintura mural.

Sinfonía Chavín | Óleo sobre tela | 203 x 124 | 1966

La obra inicial de Maguiña comprende acuarelas y óleos, donde expresa sus primeras inquietudes por la identidad andina a través de composiciones inspiradas en motivos Chavín, la identidad provinciana en su versión de 1960 del retrato original (hoy desaparecido) del presbítero y doctor de la Universidad San Marcos, Gabino Uribe Antúnez (Aija, 1782 – Lima, 1863), la identidad genealógica en los retratos de su familia ascendente, y el desnudo, motivo que empleará en adelante como principal elemento alegórico de su producción mural, además de tempranos paisajes, entre los que destaca particularmente su vista de Aija en el detalle del retrato mencionado. El resultado de esta primera etapa es una colección de pinturas que formará en 1966, la primera pinacoteca de Aija, antecedente de lo que hoy es la Casa-Museo particular del artista.

Florero | Óleo sobre tela | 64 x 54 | 1973

Formado en un periodo de debates entre las propuestas pictóricas figurativas y abstractas de la pintura “oficial” limeña, el estilo del pintor gravita en medio, aunque en sus dibujos en tinta haya una notoria tendencia hacia la estética de estructuras planas y simbólicas de Quizpez Asín, como en Taller (1959), obra precisamente homónima de un óleo del pintor limeño, y Forjando la historia (1961), lienzo sobre el que ensaya numerosos matices del rojo purpúreo o carmesí, color que dominará en su particular paleta iridiscente, tanto en obras de mayor y menor formato.

Forjando la historia | Óleo sobre tela | 108 x 130 | 1961

En el mural Renacimiento peruano (exégesis) (1966), ubicado en el interior de su casa, se manifiesta un nuevo tipo de sensibilidad social de la pintura que prepara el repertorio compositivo de alegorías desnudas sobre el hombre andino, el campesinado, la justicia, la patria, la opresión, entre otros.

Renacimiento | 1966

El cataclismo sucedido en Ancash en mayo de 1970 detona el éxodo de muchos de sus renombrados habitantes. Marca un punto de quiebre en el desarrollo cultural de la provincia, asimismo en la obra mural de Maguiña, que asume una temática socio-política. El campesino es la figura o sujeto social más importante de sus representaciones alegóricas. La afiliación ideológica del pintor con la revolución del General Juan Velasco Alvarado, se refleja en sus particulares “óleo-murales” puntillistas: Patria soberana (1969) y Hacia la liberación de la patria peruana (1970), donde los sujetos políticos ya no están ausentes.

Hacia la liberación de la patria peruana | Óleo sobre tela | 161 x 193 | 1970

En las dos décadas siguientes Leoncio Maguiña realiza su mayor producción como muralista ad honorem en espacios públicos de la provincia como el Colegio Nacional Gabino Uribe Antúnez, la Biblioteca Pública de Aija, el Cementerio de Huancall o su propia Casa-Museo, sin dejar de lado sus inquietudes introspectivas a través de bodegones, paisajes, estudios y bocetos al óleo. Interviene además en la política al ser nombrado alcalde provincial entre 1984 y 1986.

Bienaventurados los de limpio corazón y de conciencia | Pintura al temple | 440 x 281 | 1989

Sus murales se caracterizan por estructurarse según el esquema cristiano de las imágenes apoteósicas de santos, donde desarrolla escenas alegóricas de juicios de reivindicación social, en un marco de virtudes religiosas y civiles, provenientes de una cosmovisión provinciana, y no por eso menor, sino distinta. Entre ellos se destacan, y probablemente los más importantes, el conjunto de murales de la Capilla de la Reflexión del Pueblo en el Cementerio de Huancall, en Aija.

En este período de apogeo, estas obras son también una herramienta de instrucción cívica. Ya con un repertorio arraigado de composiciones y símbolos individuales, se encarga de incorporar y divulgar los atributos provenientes estrictamente de la provincia, como la antigua iglesia matriz de Santiago Apóstol, destruida en 1970, diseños de cerámica Chimú, halladas en Marcacoto en la década de 1960, la vista paisajística característica de la ladera de Aija, o la cantuta amarilla, diseminada en todo el valle de Huarmey. En una misma intención perpetúa tanto un imaginario visual identitario de Aija, (llamada por él mismo “Patria Chica”) como a su autor mismo.

Escudo de Aija | Óleo sobre tela | 88 x 82 | 1992

Reunidos estos símbolos en forma de emblemas para su Escudo de Aija (1992), que no son parte del escudo oficial de la provincia y cuyo lema: ”Arte, ideal, justicia y amor”, extraídos de un canto popular comercial, ostentan sin embargo la satisfactoria labor de concientización de Maguiña como autoridad cultural del pueblo, razón que explica tanto su legítimo derecho por conservar diligentemente su patrimonio artístico, como las pocas exposiciones que ha realizado en Aija, Huaráz y Lima durante toda su larga trayectoria. La deuda cultural de Aija con el artista se somete entonces a la valoración de su obra por sus nuevos habitantes, sus visitantes, y en este caso por nosotros a través de la presente muestra fotográfica.

Omar Esquivel Ortíz | Lima, 2014

Alma de mi pueblo | Óleo sobre tela | 100 x 82 | 1982


2 comentarios en “Piezas de Aija. El imaginario pictórico de Leoncio Maguiña Morales | Omar Esquivel Ortíz”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Facebook
Twitter
WhatsApp