Miguel Garnett

La doble cara del Perú en “Don Jasho”

Por: Jesús Gabriela Silva Valera, Joaquina Carolina Angulo Plasencia y Naldo Gianpier Regalado Llatas. [Universidad Privada del Norte. Cajamarca, Perú. 2024]

En su libro «Don Jasho», Miguel Garnett Johnson (Londres, Inglaterra, 1935) presenta múltiples problemáticas sobre la burocracia y tramitación en el sistema administrativo peruano, donde los personajes resaltan aquellas situaciones controversiales y precarias que habitan en esta sociedad. En su narración en prosa, coloca a sus personajes en situaciones crudas y realistas donde tarde o temprano terminan identificando nuestra vida. En relación con esto, menciona:

–¡Señorita, esto es urgente!
–Por supuesto, por supuesto. Todo se arreglará en el momento oportuno. Y aquel momento, por un motivo u otro, no llegaba si la petición no estaba acompañada por un billete de menos de S/. 50.

(Garnett, 2002, pág. 4)

En el presente fragmento se muestran los diversos problemas de tramitación y corrupción en la municipalidad y la UGEL, lo cual refleja una realidad negativa asociada a las entidades públicas en el Perú. Específicamente, en la burocracia de los trabajadores, se coloca a aquellos que no están especializados a nivel educativo en cargos establecidos, gracias a conexiones e influencias. Esto demuestra que no es necesario tener los méritos suficientes para pasar por alto los requerimientos necesarios. Al fin y al cabo, las instituciones públicas presentan problemas de burocracia y corrupción al minimizar los derechos y las opiniones del pueblo. Solo el ganador utiliza todo y a todos con el fin de obtener su propio beneficio, y los vulnerados deben ceder ante su máxima autoridad y perder el juego.

En definitiva, no es novedad que tanto la burocracia como la corrupción en el país sean algo nuevo de presenciar. En sí, actualmente se ha normalizado dar algo a cambio para obtener más ventaja sobre otros, en lugar de luchar por un buen servicio e igualdad de condiciones, todo debido a los burócratas sin escrúpulos que no se preocupan por el pueblo, sino exclusivamente por llenar sus bolsillos. Aunque no todo es culpa de ellos, sino también de la misma población, dado que no disputan por defender sus derechos y parecen estar cansados de combatir por una voz sin respuesta, de dar pero no recibir, de buscar pero no encontrar, llegando así a normalizar hechos repudiables que envenenan gran parte de nuestra identidad cultural. Sin embargo, ¿acaso vamos a seguir abatidos en nuestros asientos y no hacer nada?

Asimismo, en otras partes de la obra, se evidencian en ciertos personajes las circunstancias difíciles y traumáticas por las que tuvieron que pasar en sus familias; al vivir en un mundo nefasto y despreciable, el autor los predispone hasta cierto punto de su adolescencia a desgracias con la finalidad de que obtengan su trascendencia personal. En relación a después de que yo nací, mi padre falleció de una fiebre misteriosa; se alude lo posterior:

-Para pagar, primero las medicinas y luego el entierro, mi madre tuvo que vender todo lo que tenía, y nos quedamos postrados en la pobreza absoluta.
-Pronto, se sometió al primer hombre que le ofreció alguito en aras de alojamiento y comida. El precio fue de ser víctima de continuos malos tratos, golpes y sexo violento cada vez que el individuo llegaba borracho a la casa.
-El plato se repitió con otro tipo y, de nuevo, con otro.
-Y, poco a poco, me entraba un odio profundo por aquellos hombres.
No debes odiar a nadie –– me decía mi madre.
-Él te hace sufrir mucho y, un día, le voy a hacer pagar –– Jasho.

(Garnett, 2002, pág. 10)

En el fragmento anterior se evidencia la historia de Jasho, desde que nació hasta cierto punto de su adolescencia, haciendo hincapié en lo más impactante que vivió. Las experiencias vivenciadas con su madre se ven reflejadas en la realidad de muchos, puesto que hay casos como este en donde el que queda vivo es aquel que se encarga de todo (entierro, sepelio, etc.) hasta el sustento de los hijos, como se muestra en la línea cuatro hasta la línea ocho, donde Jasho y su madre tuvieron que soportar hasta lo inimaginable. Esta es una postura contundente al hablar, debido a que es un claro ejemplo del porqué hay casos donde abandonan a sus hijos y caen en duelo por la muerte de su ser querido, deseando solo quedarse estancados en su realidad distorsionada o en vicios (como el alcohol, las drogas, etc.). Al igual que en este caso, por el hecho de que la madre de Jasho llegó a normalizar estar a la disposición de un hombre con comportamiento violento para subsistir en esta realidad. Porque cuando Jasho tenía 12 años, por tercera vez su mamá se va con otro hombre, pero esta vez con un carpintero, con el cual tenía que trabajar en su taller y experimentar nuevamente los malos tratos y golpes por parte de un padrastro; sin embargo, no podía aguantar más por lo que se manifestó a través de una explosión de emociones y se podría decir que esa fue la gota que derramó el vaso que le incitó a que actuara precipitadamente.

Solemos pensar que los niños son una motivación que impulsa a los padres a salir adelante en busca de mejores oportunidades. No obstante, hay situaciones muy comunes y de alto impacto en la vida cotidiana de cada familia. Por eso, como padres, jóvenes o con experiencia, debemos tomar conciencia y reflexionar sobre las diferentes adversidades que puedan perjudicar o influir negativamente en la vida de nuestros pequeños. ¿Realmente pasamos tiempo de calidad con nuestros hijos, sin exponerlos a los múltiples problemas interpersonales?

Es más, el autor evidencia situaciones adversarias en donde nadie predispone lo que puede llegar a sucederle en la sociedad y lo demuestra al exhibir a sus personajes a múltiples injusticias sociales, desde un juez corrupto hasta un abuso sexual. En relación con lo mencionado:

¿Y, su padre? –– Preguntó Jasho.
Él se casó con otra. ––La chica suspiró y luego continuó––: Yo era una doméstica en la casa de su familia y él era el hijo mayor.
-Cuando yo trabajaba allí, él era universitario y me molestaba continuamente, para que nos acostemos juntos.
-Yo lo negaba.
-Luego, una noche, cuando sus padres estaban en un compromiso fuera de la casa, rompió la puerta de mi habitación y me obligó a tener sexo con él.
-Me quedé embarazada. Cuando su madre descubrió lo que había sucedido, me echó toda la culpa a mí y me botó a la calle.
-Jasho le preguntó: El padre del niño, ¿te da algo de dinero?
-No. Se ha negado a reconocer a su hijo, y es imposible que alguien como yo lograra que me haga justicia.
-Es un crimen –– dijo Jasho.
-Por supuesto, pero, el criminal soy yo. –– dijo la chica.
–¿Por qué? –– preguntó Jasho.
–Porque soy pobre –– respondió la chica. En el Perú es un crimen ser pobre.

(Garnett, 2002, pág. 13)

En las líneas del fragmento propuesto, Miguel Garnett nos menciona un suceso importante que pasó en la vida de “Don Jasho” que es cuando él logra conocer la impactante historia de una mujer, cuyas características juveniles, cercanas a las de una niña, llamaron su atención. Ella solía vender desayunos, almuerzos y cenas desde una carretilla para sostener los múltiples gastos económicos que tenía. Años atrás, había sido abusada sexualmente por el hijo de su patrona, con quien aún trabajaba. Este incidente pone en primer plano la gran inmoralidad que enfrentaba, al no poder exigir algún tipo de apoyo moral o económico debido a sus escasos recursos. La joven representa la típica imagen de una mujer indefensa y sumisa ante la sociedad, quien acepta lo que le tocó vivir y sigue adelante con su vida, tratando de mantener una sonrisa y motivando a su pequeño hijo para salir adelante juntos.

Por otro lado, este fragmento también expone sucesos que no buscan escapar de la realidad, ya que representa aspectos que son comunes en muchas poblaciones andinas y que a menudo se trivializan. Aquí se nos presenta a una madre que, por mantener las apariencias, encubre los actos repugnantes y antiéticos de su hijo hacia la víctima, principalmente sus actitudes inmaduras y descontrol emocional. Esto refleja lo que se observa en muchos hogares donde, debido a mayores ingresos económicos, algunos individuos actúan con impunidad sin considerar las consecuencias, incluso abusando sexual y psicológicamente del personal de servicio.

Este fragmento invita a una reflexión objetiva sobre las acciones controvertidas en las comunidades andinas, que a veces son normalizadas o minimizadas por la sociedad. Priorizar al mejor postor perpetúa un ciclo vicioso de poder que ignora la integridad y los derechos de las personas. La referencia de que ‘ser pobre en el Perú es un crimen’ subraya cómo la sociedad ha internalizado ideas dañinas sobre el valor humano, idealizando la materialización de las personas. Sin embargo, es esencial recordar que todos merecemos igualdad en el trato social, judicial y moral.

En síntesis, los problemas que se dan en “Don Jasho” hace 22 años se siguen reflejando en la actualidad con más fuerza, no solo en la UGEL sino en cualquier entidad pública, ya que aún se evidencian índices elevados de corrupción e incluso violación sexual contra las mujeres, así como violencia física hacia mujeres y niños en espacios sociales. La temática de este libro nos muestra algunas de las injusticias que persisten en nuestro país a través de experiencias vivenciales de la sociedad, las cuales son suprimidas con mucha negligencia y exageradas de manera exorbitante cada día. Por ello, se recomienda que el Estado y la sociedad apoyen las prácticas sociales y tomen conciencia con el fin de cambiar la precaria situación que afecta y agobia a nuestro Perú.


Referencia bibliográfica:

Garnett Johnson, M. (2002). DON JASHO (W. Portilla (ed.); 3rd ed.). Martínez Compañón Editores S.R.L. https://www.cajamarca-
sucesos.com/literatura/Libros%20virtuales/miguel_garnett_don_jasho.pdf


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