Caricatura publicada en el suplemento humorístico NO! de la extinta Revista SÍ, editada en Lima, Perú en la década de 1980. Esta tira cómica presenta una ingeniosa versión a tinta de un personaje icónico y oscuro como Edgar Allan Poe, transformado aquí en «Edgar Allan Pómez», acompañado por su inseparable cuervo negro. Este personaje y su compañero emplumado son un claro homenaje al famoso poema El cuervo de Poe, una obra que ha marcado la literatura gótica y que ha inspirado innumerables interpretaciones y adaptaciones, tanto en la literatura como en el arte visual.
En esta tira, el sombrío y melancólico Poe es reinventado con un tono humorístico que, sin perder el aura de misterio y decadencia, nos arranca una sonrisa: humor gótico le hemos llamado. Los trazos hechos a mano, que claramente reflejan el poder de síntesis del autor, nos trasladan a una época en la que el arte gráfico aún dependía del lápiz, la tinta y la pericia del dibujante. Hoy en día, cuando el dibujo digital y la inteligencia artificial han comenzado a dominar el panorama creativo, resulta nostálgico ver una obra que conserva la imperfección del trazo manual.
Hemos intentado localizar información sobre el autor de esta obra, firmada por GCHÚZ, así como sobre Jesús Vergara, quien aparece como colaborador del suplemento, pero hasta el momento nuestros esfuerzos han sido infructuosos. Tampoco hemos podido determinar si existen otras aventuras de Allan Pómez y su cuervo.
Esta caricatura forma parte del archivo digital de Canal Museal, donde conservamos y difundimos pequeños documentos como este, que nos permiten explorar las múltiples facetas del arte y sus grandes historias.
Edgar Allan Pómez | Caricatura publicada en Suplemento NO! | Lima, 1987 | GCHÚZ – Jesús Vergara
Cuervo: Don Pómez, suerte que lo encuentro. Estaba usted más perdido que un pavo gordo en año nuevo…
Edgar Allan Pómez: Qué chiste tan malo, cuervo. ¿De nuevo estuvo viendo a Barraza en “La Gran Revista»?
Cuervo: Lo noto dolido, jefe. ¿Por fin se dio cuenta, al mirarse al espejo, que su cara de tonto no tiene remedio?
Edgar Allan Pómez: Ah, cuervo, este dolor en el pecho es a causa de una mujer…
Cuervo: ¿Un amor no correspondido?
Edgar Allan Pómez: No, una señora apurada que hace un rato me dio un codazo en la calle…
Edgar Allan Pómez: Pero, yo bebo para olvidar.
Cuervo: No le pregunto «¿para olvidar qué?», porque seguro que me diría «ya lo he olvidado».
Edgar Allan Pómez: Pues no, aquí lo tengo anotado, por si acaso. Es que si lo olvidara ya no tendría razón para tomar…
Edgar Allan Pómez: La primera mujer que amé fue también la última…
Cuervo: ¿La última que amó?
Edgar Allan Pómez: No, la última en enterarse de que la amaba. Se lo dije una semana después de casarse. Ella me respondió que no se lo dijera antes…
Cuervo: ¿Por..?
Edgar Allan Pómez: Porque había estado un poco triste y necesitaba algo de qué reírse…
Cuervo: Jefe…
Cuervo: ¿Sabe qué sería lo bueno para usted, de ser amado?
Edgar Allan Pómez: ¿Qué?
Cuervo: Apellidarse Nervo y ser un escritor famoso, no uno frustrado como usted. Uy… creo que lo ofendí.
Cuervo: Jefe, no se moleste. Lo que le dije no era en serio. Además, peores cosas le he dicho y aún, nunca se había enojado. ¿Se me va a hacer el delicado ahora?
Edgar Allan Pómez: No, ya es sabido: «Cría cuervos y te sacarán los ojos…»
Cuervo: ¡Críe gallinas, entonces!
Cuervo: Este Don Pómez es un bobo. Siempre se pone sentimental y así la gente se nos duerme a la mitad de la página ¡si no fuera por mí!
Edgar Allan Pómez: Jefe, ¿se va sin mí?
Cuervo: Claro que no, cuervo. Lo peor de un amigo es no tenerlo y usted, aun con lo salvaje que es, sigue siendo mi amigo…
Cuervo: Ah, jefe, me ha emocionado. Hasta me dan ganas de darle un beso y un abrazo, pero me contengo… ya sabe lo que andan diciendo de «Batman y Robin»…
Cuervo: ¡Ja! ¡Qué final tan cursi!