XIE YE Y GU CHENG EN UN VIAJE DE LUZ Y OSCURIDAD

En el intrigante mundo del arte, la creatividad y expresión más allá de su deslumbrante fachada, a menudo oculta realidades oscuras y complejas. Hoy quería proponer sumergimos en la poesía china de finales del siglo XX, donde emergen dos figuras destacadas: Xie Ye (Shanghái, 1958 – Nueva Zelanda, 1993) y Gu Cheng (Beijing, 1956 – Nueva Zelanda, 1993).

Xie Ye y Gu Cheng, ambos reconocidos como poetas brumosos1, protagonizaron una historia que desafía los límites de la tragedia y la genialidad. Su matrimonio en 1983 marcó el inicio de una narrativa repleta de altibajos, nutrida por la pasión artística y empañada por la violencia y el drama.

Estos artistas, inmersos en el ámbito del arte y la literatura, como pareja irradiaban una luz de genialidad que los destacaba en los círculos culturales de su época. No obstante, como suele suceder en el mundo del arte, esta luz estaba teñida por sombras profundas, ocultas tras la aparente belleza de sus obras.

Xie Ye y Gu Cheng, aunque compartían una pasión artística, que era la poesía, diferían en muchos aspectos. Mientras ambos eran poetas de renombre, Xie Ye poseía un aura de alegría en su vida y en sus textos que a Gu Cheng le resultaba esquiva. Nacida en 1958, Xie Ye provenía de un entorno familiar más feliz que el de Cheng, con un padre empleado en el Museo del Palacio y una madre enfermera.

Veamos este poema de Xie Ye

Por fin doy la espalda
A lo lejos se oyen risas.
Los ojos de las arañas
Aún se arrastran en el callejón.
En el camino seco nadie ríe.
El viento deja sus huellas.
Florecen remolinos de dorado polvo
La primavera entrecierra los párpados
Detesto el viento.
tampoco le temo.
Voy a olvidarlos a mi modo
Y caminaré siguiendo el llamado de la costa.
Hay barcos viejos
Jarrones y conchas despostilladas.
El agua es azul y brillante
Y cubre la paz eterna.
Seré del mar, voy a pertenecerle.
La vida verdadera. La espuma de las olas.
Consagraré las flores y amaré el coral
Sacrificándose a sí mismo.

Viajaron a Alemania y de los escándalos en su país, pero esta huída de la realidad tan solo anticipaba una tragedia inminente, un reflejo de los demonios internos que acechaban detrás de su genialidad artística.

La complejidad de esta historia se intensifica con la presencia de Li Ying, discípula de Gu Cheng y estudiante de ambos poetas que ejercían la enseñanza de poesía china en la Universidad de Auckland. Su participación agrega una capa adicional de intriga a la narrativa, revelando una relación por desgracia usual y tumultuosa entre maestros y discípulos. Li Ying, cuya conexión con Cheng se volvió más íntima, decidió abandonar el círculo, es decir, la casa donde ambos poetas la albergaban, huyendo con un profesor de artes marciales.

Tras la partida de Li Ying, la relación entre Xie Ye y Gu Cheng estuvo marcada por la pobreza extrema debido a los gastos hechos durante la estancia de la discípula. Entonces los conflictos emocionales y las relaciones tumultuosas se intensificaron. Intentos de asesinato, de suicidio, e internamientos psiquiátricos por parte de Gu Cheng.

El desenlace trágico de esta historia en Nueva Zelanda, con Gu Cheng atacando a Xie Ye con un hacha antes de quitarse la vida ahorcándose un 8 de octubre de 1993 en la isla de Waiheke, nos recuerda la dualidad inherente al mundo del arte. Tras la aparente belleza y creatividad, se esconden los monstruos de la realidad, manifestándose en formas de violencia, tragedia y desequilibrio mental.

Esta historia nos invita a reflexionar sobre la complejidad del mundo del arte, donde la genialidad y la oscuridad coexisten en un delicado equilibrio. Nos recuerda que detrás de cada obra maestra puede existir una historia de sufrimiento, conflicto y tragedia. ¿Qué es más importante: la vida o la obra de un artista? Esta pregunta nos confronta con la esencia misma del arte y el medio en el que se desarrolla, recordándonos que su grandeza también está arraigada en la complejidad humana y en las sombras de la existencia.

Hay un poema de Gu Cheng que conocí hace años y que posee la magia de ser uno de los más cortos y para muchos, uno de los más bellos del mundo. Se publicó en el suplemento literario de un diario que no recuerdo, pero que era bueno, sin duda, como eran los suplementos culturales, en mis tiempos

La noche más oscura me dio unos ojos negros
Sin embargo, con ellos estoy buscando la luz

Abril de 1979

  1. Los poetas brumosos u oscuros son un grupo de poetas chinos del siglo XX que reaccionaron contra las restricciones artísticas durante la Revolución cultural.​​ Se les llama así también porque su obra ha sido denunciada oficialmente como «oscura», «neblinosa», o «difusa».​ Fuente: Wikipedia ↩︎

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Facebook
Twitter
WhatsApp