La armonía de los versos: la musicalización poética como herramienta curatorial

La musicalización de un poema es una herramienta poderosa para comprender y apreciar tanto la poesía como la música, de una manera más profunda. Es como cuando el curador de arte manipula fragmentos de historia (obras, información, documentos) para otorgarles un ritmo y un discurso, mientras que el músico hace lo mismo con los versos y los poemas. Esta fusión crea una experiencia sensorial única que no solo amplifica el significado del poema, sino que también lo hace más accesible y emocionalmente impactante.

A menudo, algunos poetas y puristas argumentan en contra de la musicalización de la poesía, sosteniendo que la obra poética se sostiene por sí sola, sin necesidad de acompañamiento musical. Esto puede compararse con la dinámica entre curadores y artistas, principalmente mayores, donde algunos pueden desestimar el papel de los curadores en la interpretación y presentación de sus obras. Asimismo, actualmente los artistas jóvenes suelen recurrir más a un curador por temas de inseguridad y por una urgente necesidad de aprobación. Aquí surge otro cruce singular, la curaduría como terapia psicológica, tema que seguramente trataremos en algún momento.

Personalmente, he experimentado cómo la musicalización de un poema me abrió puertas de comprensión y emoción que de otra manera podrían haber quedado cerradas por siempre. No sucede con todos los textos, pero cuando sucede, al escucharlo no solo logro entender más claramente lo que el poeta quiso transmitir, sino que también puedo llevar conmigo la melodía que se asocia con esos versos, haciendo que la experiencia sea más memorable y completa.

Hace muchos años, quizás más de 30, recuerdo la repetitiva escucha de cassettes por ejemplo con los poemas de Javier Heraud interpretados por Norma Alvizuri y recitados por Jorge Chiarella; o los poemas de Mario Benedetti musicalizados por Alberto Favero y cantados por la argentina Nacha Guevara y en otra producción, que sí conseguí en vinilo: Benedetti con Joan Manuel Serrat con El sur también existe. Seguramente se me quedan tantas otras perdidas en la memoria, que recordaré luego, cuando ya no haga falta. Pero eran cintas y discos que podías encontrar fácilmente en los puestos ubicados en la Av. La Colmena, y luego en el Jr. Quilca.

Asimismo, hay una larga lista de poetas cuyos versos han sido musicalizados, como César Calvo, Javier Heraud, César Vallejo, Carlos Oquendo de Amat, Luis Hernández, Arturo Corcuera y Alejandro Romualdo, entre otros. La música, en manos de talentosos músicos y cantantes, logra resaltar la belleza y el mensaje de estos versos, ofreciendo una interpretación que enriquece nuestra comprensión y apreciación de la poesía en su forma completa.

Pero un ejemplo destacado y masivo de este fenómeno es la canción «Tu voz» poema de Juan Gonzalo Rose, interpretada magistralmente por Lucha Reyes. Este tema es un claro ejemplo de cómo la música puede arraigar un poema en la memoria colectiva, convirtiéndose en una experiencia sensorial y comunal única. La música agrega capas de significado y emoción, transformándose en parte inseparable del poema.

Otro caso que me parece particularmente interesante es el de Alejandro Romualdo y su poema dedicado al pintor Alfredo Ruiz Rosas, «Color de rosa». Ya lo había leído con anterioridad y no había llamado mayormente mi atención. Años después, al escuchar este texto musicalizado por Lucho Gonzales con la voz de Susana Baca, pude apreciar cómo la melodía de construcción dificil y sorprendentemente respetuosa del texto, añadía aquellas tramas de significado y emoción a los versos de Romualdo. La música se convertía así en la mejor compañera de «esa» poesía, permitiendo una experiencia artística completa y enriquecedora. Aprendí a leer y a considerar a Romualdo de una manera distinta.

Alejandro Romualdo

Esta misma dinámica se puede observar en la curaduría de arte: al igual que la música y la interpretación dan vida a los versos, el curador de arte busca dar voz y discurso a objetos y obras con los recursos que tiene para ello, como el texto, las luces, la gráfica, en resumen, la museografía. Interrogante: si la música, al unirse a la poesía, crea una simbiosis que potencia el impacto emocional y estético de ambas artes. ¿porqué no habría de suceder lo mismo entre la curaduría y las obras?.

Sin embargo, no planteo el musicalizar las exposiciones ni poner música de ambiente a la sala de exposiciones, recurso que también resulta efectivo, si es usado adecuadamente. Si no, como un método para interpretar el texto y el subtexto los que puede proporcionarle un valor añadido a la exposición, quizás una narrativa visual más poderosa, pensada e inteligente. Humanizar la museografía. ¿Será posible conjugar tanto el texto curatorial como el despliegue de la exposición? Ritmos, pausas, silencios, leit motiv, quiebres, notas altas y bajas como parte visual del recorrido. Fuerza, reflexión, agitación y calma, conclusión, en pocas palabras, una emoción visual basada en la musicalización de las ideas.

Creo que lo más cercano a ese ejercicio y a esas inquietudes curatoriales es la musicalización de poemas, como una práctica que puede enriquecer nuestra experiencia y sensibilidad artística y ayudarnos a comprender y sentir la poesía de manera más profunda. Y luego trasladar esa forma de ver a otros campos de creación, en este caso, la curaduría y la museografía. El cruce de saberes y de oficios, eso es la curaduría. Lamentablemente las muestras son efímeras, mientras que una canción permanece largamente en el tiempo. ¿Habrá otras formas más allá del catálogo y el registro en video o foto, que logre contener lo que una exposición ofrece en su breve momento de existencia?

¿Puedo comparar una canción, un disco, con una exposición de arte, o con un libro o una película o una obra de teatro, o una escena urbana que me haya marcado?: Sí. ¿Es el curador el erudito estudioso, o el advenedizo provisto o «iluminado,» de una forma efectiva para realizar prolíficamente exposiciones junto a textos largos y vacíos a la orden del artista? No, un curador es un simple editor de las cosas que le rodean. Y un archivo puede tener más musica e ideas que la obra de un artista, o por lo menos, unas completamente distintas.

Al igual que un curador de arte que busca el mejor orden y presentación tanto para los objetos como para sus textos al interior de los «momentos» que posee una exposición, el músico encuentra la mejor manera de dar ritmo, cadencia, intentos de entender el verso y darle la melodía que refleje la esencia del texto. Luego, con la voz creará una conexión única entre música, poesía y lector-oyente. ¿Han escuchado «Un río de vino«?, es un poema de Chabuca Granda musicalizado por ella misma y dedicado a Juan Gonzalo Rose, quien murió debido a su alcoholismo. Ya puedes imaginar desde el título hacia donde nos dirige el tema bajo la composición, musicalización e interpretación de la genial Chabuca. Y ni pensar en Los Beatles, cuyas maravillas sonoras a partir de 1964 están compuestas de múltiples quiebres de ritmo, estilos, formas, todas ellas contenidas en 3 minutos de excelente curaduría musical.

Imagino y he intentado en distintas ocasiones expositivas reflejar la voz y ritmo del texto, del contexto, y de las palabras que brotan del objeto o el archivo, lo cual muchas veces desemboca en una estructura interna, una narrativa subterránea en el concepto expositivo, pues cada obra funciona como un verso. Recuerdo en particular la experiencia curatorial con el archivo de Sebastian Salazar Bondy, para la exposición El Señor Gallinazo vuelve a Lima, realizada en la Casa de la Literatura Peruana en 2014. Cada sección, momento de creación profesional o de vida, tenían una sonoridad y tanto qué decir y qué cantar que la sala me quedó chica.

Irma Lostanau, viuda de Sebastían tenía música, una de color blanco y negro, lenta, triste y armoniosa, que aún oigo al pensar en ella o en su hija Ximena Salazar, a quién conocí mucho antes de conocer en persona, mediante un poema de Sebastián publicado en unos de los viejos ejemplares de la revista Cultura Popular que había en casa y que estaba dedicado a esa niña que luego vi en fotos de archivo y posteriormente frente a mí durante muchas tardes. El cine, el teatro, la lectura, las caminatas, el observar, son otras conexiones y caminos para acercarnos al objetivo curatorial y que desarrollaremos próximamente.

Bueno, y así como la música puede ser esencial para comprender y comunicar la esencia de un poema, también puede ser una herramienta valiosa para los jóvenes músicos que desean crear letras de canciones, ya que los versos de nuestros poetas ofrecen una riqueza lingüística y conceptual que puede ser universalmente apreciada y comprendida, como la balada, el rock, el hip hop, el rap, el Free Style, el metal, etcétera.

Por ultimo, recomiendo a artistas, curadores y museógrafos aprender el uso de cualquier instrumento musical, sea piano, guitarra, flauta, violín, charango, lo que sea, que les permita introducir interiormente conceptos como ritmos, silencios, intensidades, luminosidades, oscuridades ectcétera y confirmar cuanto de armonía y de caos es posible producir por uno mismo.

✴︎ Paseo

Mira y escucha el siguiente video de la canción Color de rosa, y mientras lo observas fíjate como transcurre la letra del poema de Alejandro Romualdo y cómo el músico Lucho Gonzáles ha ido captando y dándole forma musical al poema, a sus ideas poéticas, a sus frases. Al igual que en una galería de arte en la que el curador o el museógrafo organiza una serie de pinturas (que en verdad son colores y formas, como palabras) en disposiciones distintas y sorpresivas, el tema musical también exige su espacio, sus quiebres, sus momentos. Lo mismo ocurre con el canto humano de Susana Baca: llega al alma.

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